Archivos para enero, 2014

En los 11 meses que llevo de terapia ya no soy ni de lejos el recién llegado. Por tanto, además de analizar cómo y por qué entré yo y cómo estoy ahora creo que ya tengo la capacidad para analizar a quienes vienen nuevos. Los ludópatas o jugadores compulsivos (no somos jugadores este es un término erróneo) tenemos muchos rasgos en común y ya iré hablando de ellos pero también tenemos, como todas las personas rasgos que nos diferencian. Hoy quiero hablar de los «no convencidos», de quienes llegan a la terapia pensando que su problema no es tan grave.

Hay ludópatas que llegan a la terapia pensando que tienen un problema (por eso están allí) pero que no es muy grave, que está todo controlado y que todavía no la han liado tan gorda como tal o cual miembro del grupo. Yo creo que es un gran error y así se lo hago saber. Si están allí dentro es porque ya le han diagnosticado lo que son y porque su problema es grave ya que necesita asistencia médica. Aún así hay gente que piensa que está todo controlado, que solo fue un impulso perder miles de euros en aquella máquina, en aquella partida o en aquel casino. El mismo error que les llevó a gastarse la nómina entera en unos minutos o el mismo que les llevó a vender aquella joya tan valiosa que quizás ni era suya….

Al final se trata de lo mismo. Se trata de gente que perdemos el control por culpa del juego y cometemos actos que ni son normales ni son buenos. Y es cuestión de tiempo que estos actos se repitan en el tiempo aunque sea muy escalonadamente, incluso con diferencia de años entre ellos. Si lo has hecho una vez lo harás más y más y lo harás cada vez que tengas la posibilidad de hacerlo. Así de crudo suena y así de duro es. Y así se lo intento advertir a quienes veo esa actitud. Es más, les digo que están de suerte por no haber cometido demasiadas fechorías ni haber contraído demasiadas deudas … aunque si siguen así es cuestión de tiempo estropearlo todo. Absolutamente todo….

Y sí, aunque no lo creáis igual que hay yonkis y/o fumadores que siguen haciendo lo que hacen a sabiendas de que les va a costar la vida también hay ludópatas que deciden decir jugando a sabiendas de que…. también les va a costar la vida. Su vida. Si no en términos de muerte física (que a veces también) sí en destrucción personal o familiar.

He dicho aquí muchas veces que es imposible salir de la ludopatía sin ayuda. Y cuando digo sin ayuda me refiero a la ayuda profesional en modo de terapia y también, igual o más importante, a la ayuda familiar y de las amistades más cercanas. La familia y las personas cercanas si te apoyan comprendiendo tu enfermedad, apoyándote en la recuperación y, por qué no, también económicamente para solventar de algún modo las deudas contraidas, todo será mucho más fácil. Si alguien no te apoya y considera que lo tuyo es un vicio, algo en lo que estás porque tú quieres u opiniones parecidas, sin duda tu relación con esa persona a partir de ese momento no será la misma y, además, no te interesa. A menos yo estoy centrado en mi recuperación y todo lo que puede distraerme de ella lo descarto sin pensarlo. Nada ni nadie me lo va a impedir eso lo tengo muy claro desde el primer día.

Bueno, hecha esta introducción el motivo del título es que estos días en los que no he escrito he tenido problemas relacionados con mi enfermedad. No hablo de problemas de que haya vuelto a jugar sino de problemas relacionados con las deudas contraídas a causa del juego. Me han servido, además de para recordar que estaré envuelto en la mierda mucho tiempo para darme cuenta que estoy mejor que hace un año, cuando comenzó la terapia pero que ni mucho menos estoy recuperado. He sentido ansiedad, nervios y dificultad para afrontar ciertas situaciones…. y he sentido la necesidad de hablar con mi terapeuta, con mi psicóloga y también de plantearlo en el grupo de terapia semanal. A pesar de todo más o menos he podido afrontar la situación pero me queda un paso que no he querido dar sin hablar con la psicóloga antes. Bueno, no es que no lo haya querido dar sino que no pude darlo, mi estado de ansiedad me lo impedía.

Todo esto me ha hecho sentirme bien y mal a la vez. Bien porque he afrontado situaciones que ni de broma afrontaba hace un año y mal porque me he dado cuenta de aún me falta bastante y de que mi estado nervioso no es el adecuado para ciertas cosas. También, por supuesto, me he sentido bien por el apoyo recibido una vez más de mis seres queridos.

Esto será largo, es algo que ya sabía cuando comencé, pero no me voy a cansar hasta conseguirlo.