Posts etiquetados ‘Casino’

Retomada la terapia después del verano la semana pasada tuve sesión individual con la psicóloga y la tradicional semanal reunión del grupo. En el grupo hubo, como cada vuelta del verano, noticias desagradables que ya contaré (o no), hoy me centraré en la sesión con la psicóloga.

Además de los comentarios personales sobre el transcurrir del verano, fruto de la confianza y conocimiento que producen más de una treintena de visitas ya, hablamos de tres cosas y señales que tuve durante el verano relacionadas con el juego.

La primera de ellas tiene relación con los sueños. No es algo habitual pero a veces sueño que juego. No es que sea una pesadilla pero no es agradable ya que te despiertas preguntándote por qué coño sueñas con eso si es algo que ya no forma parte de tu vida. No hay que darle más importancia ya que los sueños son algo absolutamente incontrolable.

La segunda son los recuerdos. Expliqué a la psicóloga que a veces me vienen recuerdos a la cabeza de cuando jugaba y curiosamente son todos buenos. Jugadas que te han hecho ganar dinero, días buenos de ganancias… Es evidente que la realidad no es esa. Jugar compulsivamente es perder sin remedio pero en cambio mi cabeza se empeña a veces en traerme solamente esos recuerdos buenos, recuerdos placenteros. Son preocupantes ya que son recuerdos traicioneros que sin duda pueden hacerte volver a jugar. El nombre que tiene esto es DISTORSION COGNITIVA. Digamos que es una traición de tu cerebro. Te plantea una situación distorisionada y que puede ser peligrosa en casos como la ludopatía. Gracias a la terapia consigo identificarlos y sé que no son reales. De ahí que me llamen la atención. Probablemente si no estuviera en terapia y no tuviera límites para impedir que juegue me vendrían esos muy buenos recuerdos y comenzaría a jugar sin más. Así de fácil…. y así de complicado discernirlo.

La tercera cosa fue una identificación también de un momento débil. Por motivos laborales tenía unas horas libres para comer y sentí que no debía ir a comer a un bar. No sé el por qué, no puedo asegurar que tuviera ganas de jugar pero sí puedo asegurar que sentí que ese día no debía hacerlo. Y no lo hice. Lo decidí bien temprano porque bien temprano me sentí nervioso y con un sentimiento raro… pero una vez más la noticia fue que identifiqué una sensación una debilidad.

Como véis, la vida sin jugar a veces no es fácil. No es un tormento de vida pues tormento era cuando jugaba pero tienes que analizarte muy a menudo y saber que tienes que tener continuamente la alarma puesta, además de poner límites a la posibilidad de jugar, reducirla si es posible a cero (no bares, no dinero, no tarjetas, justificación de TODOS los gastos…)

Así pues, buenas noticias. Estar en terapia hace que identifique todos estos síntomas y plantearlos a la psicóloga hace que los pueda comprender. Como ya he dicho muchas veces, dejar de jugar sin ayuda es imposible. Podrás dejar de jugar una semana, un mes, años pero tarde o temprano lo volverás a hacer. La terapia no te asegura no hacerlo pero te hace comprenderlo todo, saber que se trata de una enfermedad más grave de lo que parece…. y que la rehabilitación depende exclusivamente de tí con la ayuda de la terapia. Por desgracia, no hay pastillas ni jarabes ni inyecciones que te curen. Es muchísimo más difícil, pero es posible.

Un equipo de fútbol de primerísimo nivel de Europa ha encontrado un nuevo patrocinador: cocaína de Colombia.

El nuevo sponsor ha sido presentado ante los medios de comunicación en un gran acto en el que se ha mostrado la nueva camiseta con el sponsor bien visible en el pecho, los nuevos spots publicitarios con jugadores esnifando cocaína entre risas y rodeados eso sí de bebidas no alcohólicas, que el alcohol es nocivo para la salud. También se han detallado los detalles del acuerdo, entre otros la publicidad estática y que todas las camisetas que se vendan para los aficionados llevarán por supuesto el nuevo patrocinador: cocaína de Colombia. También esponsorizarán a todas las secciones inferiores del club, es decir niños menores de edad y a todos los demás deportes además del fútbol: baloncesto, balonmano, fútbol sala, hockey patines…. Se calcula que en un año habrá unos tres millones de camisetas en el mundo luciendo la nueva publicidad eso sin contar las falsificaciones que por supuesto la llevarán para que parezcan auténticas.

Esta noticia es a todas luces falsa como supongo que ya habréis adivinado pero… con pocas diferencias se da de vez en cuando y es posible que se dé en el FC Barcelona en unos meses. Empresas de juego que patrocinan clubes de primer nivel y que publicitan en sus camisetas sin ningún pudor y alardeando además de los muchos millones que dejan en sus respectivas cajas. Se presentan ante medios, ruedan spots y ningún medio hace una sola crítica por ello ¿por qué? porque estas mismas empresas de juego también insertan muchos anuncios en sus páginas o en sus canales y claro, el que paga manda.

¿Por qué una sociedad que reconoce la ludopatía como enfermedad y que ya acepta con naturalidad que la publicidad del tabaco y el alcohol esté prohibida permite en cambio la exagerada publicidad del juego sea on line o presencial? Supongo que hay muchos motivos, yo trataré de descifrar solo dos, aunque sin duda hay muchas más.

– Deja muchos beneficios en forma de impuestos al estado. Una vez que los del alcohol y el tabaco están asegurados se prohíbe esta publicidad pero a la vez se abre la mano a otra, a la del juego. Además una legalizado el juego on line hace unos años entra mucho dinero que antes no entraba y claro, hay que aprovecharse porque dentro de unos años la prohibiremos…

– Los adictos al juego no somos un problema visible. No se nos nota físicamente como a los drogadictos, no solemos atracar a mano armada y sobre todo, no desarrollamos enfermedades posteriores que sí suele desarrollar un drogadicto o un alcohólico y por tanto son mucho más caros de mantener en forma de atención médica y a veces hasta de pensiones. Eso nunca pasará con un ludópata así que vía libre.

Supongo que os es fácil identificar a equipos de fúlbol, eventos o personas que publicitan el juego. Si no hacedlo a partir de ahora y alucinaréis de la invasión de la que estamos siendo víctimas. Y consecuencias las tiene, podéis estar seguros. Y más graves de lo que parecen.

Ya he hablado en alguna ocasión sobre que las consecuencias del juego no son sólo la pérdida constante de dinero en grandes cantidades. Son evidentes las consecuencias familiares y laborales además de las penales en algunos casos graves. Pero hoy me detendré en una de la que te das cuenta cuando has avanzado en tu rehabilitación: la memoria.

Cuando avanzas en tu rehabilitación con las sesiones de grupo, de psicólogo y de psiquiatra tu mente comienza a comprender lo que es la ludopatía y comienzas a recordar infinidad de cosas relacionadas con el juego: comienzos, formas de juego, teorías que has ideado, mentiras, ocultaciones…. Poco a poco y casi a diario recuerdas dónde y cómo jugabas, el mucho tiempo gastado y las cantidades de dinero perdidas. Pero a la vez te das cuenta de una cosa…. En todos estos años han ocurrido cosas importantes en tu vida que has paso por alto, no les has dado la suficiente importancia o simplemente no recuerdas.

¿Por qué ocurre esto? Tu mente está dedicada casi en exclusiva al juego y a todo lo le rodea: cómo conseguir dinero, cómo tapar esta deuda para que no se note aquella, qué historia contar en casa o en el trabajo para escaparte a jugar, qué hacer con el dinero que ganaste ayer…. y todo eso hace que el resto de tu «vida» quede en un segundo plano. No es que no les hagas caso es que involuntariamente el juego ocupa tu cabeza y el resto de cosas simplemente son un trámite que solventas para poder jugar. ¿cuales son las consecuencias? Pues depende de tu actitud ante ciertas cosas, en mi caso me he dado cuenta de que no recuerdo con exactitud muchas cosas importantes o de que no dí la suficiente importancia a acontecimientos sin duda importantes.

Así que ya veis, con el juego no sólo se pierde dinero y tiempo, también se pierde memoria. En definitiva, con el juego compulsivo se te va la vida.

Nota aclaratoria: la opinión de este artículo está apoyada en las sesiones con la psicóloga del centro donde sigo la rehabilitación, por tanto no se trata solo de mi opinión subjetiva sino de conocimientos científicos que me ha explicado.

ültimamente las personas que llegan al grupo combinan la adicción al juego con un alto consumo de alcohol. No llega a la dependencia pero todos reconocen beber más de lo recomendable y sobre todo que cuando beben es cuando juegan sin control, compulsivamente.

Vaya por delante que pienso que a los jugadores cualquier excusa nos vale para jugar: desde que juego porque bebo a que he discutido con mi novia o con mi mujer, ha sido un mal día en el trabajo y cualquiera que se os venga a la cabeza. Todo sirve para que el jugador encuentre explicación a algo inexplicable: jugar sin control ni medida. Seguro que alguna relación hay pero sobre todo lo que hay son excusas hacia nosotros mismos y hacia los demás. Ahora bien, creo que el alcohol o las drogas ya de por sí son inhibidores en situaciones ajenas al juego y por tanto está claro que no hacen ningún bien al ludópata, al adicto al juego.

Yo no llevo en la actualidad una vida de salir o beber, de hecho cuando lo hacía no jugaba. Ahora bien, sí que he fumado porros prácticamente a diario y es algo que decidí dejar cuando comencé la terapia por recomendación de la psiquiatra y por iniciativa propia. Está claro que para centrarte en un objetivo tan difícil como dejar el juego no te hace ningún bien algo que de alguna manera te altera mentalmente y que en un momento dado puede distorsionarte la realidad… además de servirte como excusa. En mi interior, cuando jugaba sin control, sí que alguna vez había pensado que el hachís quizás sería uno de los culpables. Sé que no es así pero lo cuento para poner como ejemplo la excusa que buscaba a pasar todo un día delante de un ordenador jugando y/o apostando. Para intentar comprender algo que yo no comprendía entonces.

Existen también en el grupo personas que con el tiempo se dan cuenta de que además del juego tienen un problema con el alcohol. Una vez han controlado su adicción al juego deciden que es hora de dejar de beberse esas cervezas o copas diarias o semanales y que concluyen que no les hacen bien ni en su terapia ni en sus relaciones. Siempre les animamos. No es que seamos abstemios pero desde luego hemos aprendido que la mente cuanto más libre y limpia mejor para seguir con nuestro objetivo.

Como véis, alcohol y juego. Dos grandes problemas sociales que sin embargo son legales y el estado se lleva un buen pellizco de ambos en forma de impuestos. ¿casualidad? Evidentemente no….

El otro día en la terapia de grupo alguien lanzó la siguiente pregunta:

– Imaginad que depositan en vuestra cuenta un millón de euros ¿Jugarías esa cantidad o parte de ella?

La mayoría de los miembros respondió que no pero hubo alguno que dijo que no lo dudaría. En todo caso todos pensamos que jugar con una cantidad regalada quizás no sería grave…

Mi planteamiento fue y es un rotundo no. Jugar una cantidad de dinero que no es tuya solo puede llevarte a querer seguir jugando y a despertar en tu celebro la adicción al juego. Un millón parece mucho pero creedme que las cifras que mueven muchos adictos al juego no están muy lejos. En mi caso es una cifra muy grande pero no se acerca al millón si bien solo la intuyo. Mi falta de control como jugador seguro que me llevaría al asombro si alguien pudiera decirme algo que es imposible saber: el dinero total que he jugado. No obstante he visto pasar por la terapia a gente que ha reconocido estar cerca de esa cifra o en la mitad que es una burrada muy grande también.

La adicción al juego no se trata de ganar o perder dinero. Jugar compulsivamente siempre siempre te lleva a perderlo, pues lo que has ganado un día lo pierdes el siguiente con creces de igual forma que lo que pierdes un día al día siguiente quieres recuperarlo…. y pierdes más. Cuando llevas un tiempo en tratamiento te das cuenta de que no juegas para ganar dinero, eso es solo una excusa. Juegas porque te gusta y porque una vez la adicción te ha invadido  y no puedes dejar de hacerlo. Siempre digo lo mismo: es difícil de entender para alguien que no es adicto al juego pero…. más difícil es de entender para un adicto. Entender que estás haciendo algo que no quieres hacer pero que aún así lo haces sin parar. Parece incomprensible y quizás lo sea, de ahí que se necesite ayuda para primero comprenderlo y como consecuencia poder controlarlo.

No se trata de jugar dinero que no es tuyo o de jugar sin consecuencias. Se trata de no jugar. De no despertar en tí tu naturaleza adictiva y de saber que sin jugar las cosas te van a ir mejor. Jugar solo nos ha llevado a complicarnos mucho la vida: separaciones, deudas, pérdidas de trabajo, pérdidas familiares, pérdida de amistades…. ¿te parece poco? Pues aún así hay ludópatas que dicen que jugarían con ese millón regalado. Es sorprendente pero a la vez es una muestra de lo poderosa que es la adicción al juego. Incontrolable y a la vez poderosa. Por eso se necesita ayuda para dejarlo y por eso hay que estar en guardia permanente. No es fácil pero es posible….

Cuando es descubierta tu adicción o has dejado que la descubran te sientes muy mal. De repente chocas con la realidad, con las deudas y te ves obligado a reconocer todos tus hechos y, sobre todo, todas tus deudas que probablemente son insoportables como fueron y son las mías. Si a esto añadimos que te despiden del trabajo precisamente por culpa de tu adicción la situación es totalmente límite. Suponiendo que logres soportarla (no son descartables suicidios o huidas-desaparaciones) digamos que te sientes débil moral y físicamente, culpable de muchas cosas y con remordimiento casi insoportable además de en un estado de gran perplejidad ya que tú eres el primero que no entiendes cómo tú mismo has podido llegar a esa situación por una cosa tan aparentemente significante como jugar o apostar.

Suponiendo que puedas superar todo esto con la ayuda de tus seres cercanos y la terapia se pasa un tiempo de shock en el que te sientes débil para afrontar cualquier situación y mucho más si esta situación tiene que ver con las consecuencias de la adicción. En mi caso y visto ahora desde la distancia principalmente se debía porque ni yo mismo comprendía todo lo que había hecho y a dónde me había llevado el juego. Tras meses y meses de terapia llegué a comprenderlo y supe que la situación se podía afrontar, que la cosa iba para largo y que me debía centrar solamente en dos cosas: comprenderlo y a partir de ahí no volver a jugar.

Han pasado ya dos años desde que entré en tratamiento y realmente es ahora cuando me siento una persona capaz de afrontar las cosas sin tener presente mi adicción. Digamos que me he liberado mentalmente de ella para afrontar la vida cotidiana. Ello no quiere decir ni mucho menos que la olvide pues sé que no la debo olvidar nunca pero dos años después me siento fuerte, no sé como explicarlo exactamente pero lo asemejo a alguien que tiene una grave y larga enfermedad y llega un día en que el médico le dice que la sigue teniendo pero que ya no tiene síntomas dolorosos. Más o menos sería así.

Como ejemplo de que es algo ya asumido y de hasta que me lo tomo a broma contaré una anécdota que ocurrió el otro día: se acercó alguien del trabajo recaudando dinero y resultados para una porra de un partido de fútbol. Yo le dije que yo no jugaba, me preguntó que por qué y le respondí con toda tranquilidad que «no me deja el médico». No sé si se lo tomó a broma o me tomó por chalado pero en mi interior yo sentí un gran alivio. Parece una tontería pero es un reto superado pues aunque no lo creáis casi a diario hay que superar uno.

La mayoría de las sesiones de terapia de grupo discurren en un ambiente distendido. Salvo que llegue algún miembro nuevo que nos cuente su experiencia hasta llegar allí lo normal es que nos vayamos contando nuestras evoluciones y experiencias y conociéndonos un poco más unos a otros no solo al nivel de jugador sino a niveles algo más personales.

A veces hay sorpresas que suelen ser desagradables y que suelen venir en forma de recaídas. Cualquier recaida, aunque sea jugar solo una moneda en una tragaperras es grave y tiene sus consecuencias. Las consecuencias no solo son económicas sino que volver a entrar en el círculo que supone jugar: mentiras, ocultaciones, hurtos, remordimientos, ansiedad….

Y así fue el jueves pasado. Una persona que lleva en el grupo más o menos desde diciembre nos contó que había vuelto a jugar y además una cantidad importante. Es una persona que siento cercana pues también jugaba por internet como yo y también se ha complicado y mucho la vida. Por muchos límites que nos pongamos en nuestras pautas siempre vemos las rendijas abiertas que si queremos aprovechamos sin pensar en las consecuencias posteriores. No ha sido mi caso. Es evidente que yo (como todos) vemos rendijas abiertas en nuestras pautas pero se trata de saber que están ahí y de no aprovecharlas, de considerarlas una prueba más de nuestra voluntad de no jugar. Todos tenemos posibilidad de volver a jugar pero nuestra voluntad de no volver a hacerlo debe estar por encima de todo.

En mi caso, mi determinación de no volver a jugar es pensar a dónde me ha llevado el hacerlo y a dónde me podría llevar el volver a hacerlo. Me he complicado mucho la vida y se podía haber complicado mucho más tanto en lo económico como en lo personal como en lo laboral así que solo con pensar eso es una razón más que suficiente. Sé que no puedo hacerlo solo y por eso sigo la terapia. También sé que he tenido y tendré momentos de debilidad pero que debo resistir y que además debo poner límites para que en estos momentos no pueda tener dinero ni tarjetas a mano. Es duro decirlo pero no podemos confiar ni en nosotros mismos, debemos aceptarlo y para ellos tenemos que tener la ayuda de alguien cercano que nos pueda administrar y controlar. Tiene cojones la cosa pero es así de cruda…

Esta persona, llevada por una autoexcusa como tantas hemos inventado pensó que la vida apostando puede ser maravillosa… a pesar de haber comprobado antes que no lo es y que por ese motivo su vida ahora no es la que él quisiera, ni económica, ni familiar y puede que ni laboralmente. A pesar de ello volvió a jugar fuerte, volvió a apostar fuerte…. y claro está lo perdió todo una vez más. Porque el juego está hecho para que la gran mayoría pierda y para que jugadores compulsivos lo pierdan todo y más. Esa es la única realidad.

Y recordad esta frase que no sé si es mía pero la digo mucho: el jugador solo cuenta cuenta lo que gana, nunca lo que se pierde. Porque sí, a veces se gana… y lo cuentas. Lo que no cuentas es que al día siguiente pierdes todo lo que has ganado…. y mucho más.

Cuando llegué a la terapia de grupo en la que participo semanalmente una de las muchas cosas que me preocupaban era en qué momento o a quien debía contar mi adicciòn y también de qué forma. Uno de los miembros que ya no está me dijo que no me preocupara demasiado por eso, que todo iría saliendo con el tiempo y que solo estaba empezando, que ya me daría cuenta. Le hice caso y creé lo que aquí y en mis conversaciones he venido llamando «el círculo», que no es otra cosa que saber la (poca) gente que lo sabe porque desgraciadamente socialmente y sobre todo laboralmente puede ser una lacra.

Evidentemente este círculo se compone de mis amigos más cercanos, de mi familia y de un par de amistades a quienes he considerado necesario que lo sepan primero porque en su momento se dio la oportunidad y también para evitar situaciones que puedan ponerme en peligro con ellos: manejo de dinero, asistencia a sitios a los que yo no puedo asistir, conversaciones, etc.

Ahora bien, este círculo llegó a tener un hueco sin cerrar relativo a un familiar cercano que con el paso del tiempo me hacía sentir incómodo. Incluso llegué a hablarlo con la psicóloga del centro y creo que también en la terapia de grupo. Me sentía incómodo pues se trata de alguien cercano que no conocía lo que ahora es lo más importante de mí y de mi núcleo familiar, ya sea por las dificultades que estamos pasando o bien por estados de ánimo.

Pues bien, digamos que todo ha fluido ya hacia su sitio y el círculo se ha cerrado definitivamente. Digamos que ya no considero necesario ampliarlo más y que todos mis seres cercanos ya saben toda la verdad sobre mí. Una vez más, y ya es algo que me alegra en demasía y además me abruma, he encontrado su comprensión y su ayuda. Es decir, una vez más la gente cercana ha comprendido algo que yo no había comprendido en su momento y que me ha costado hacerlo. Yo soy el adicto, el enfermo, y quizás por eso lo era, por no comprender algo o por no quererlo comprender y afrontarlo. Desde hace dos años lo hago y solo he encontrado apoyo y comprensión, algo que me alegra muchísimo y que me desborda pues me cuenta pensar que merezca tanto apoyo… aunque claro todo lo hace mucho más fácil y me ayuda a seguir en mi empeño de rehabilitarme y no volver a jugar pues sería mucha gente a la que decepcionaría y a la que tendría que dar explicaciones… y eso no va a pasar, para eso lucho, para eso asisto a terapia, para eso escribo en este blog . Para no volver a jugar.

Así que gracias, muchas gracias a tod@s y especialmente a los que esta semana han tenido la noticia. Es una mala noticia pero tiene su lado bueno, creedme que lo tiene.  El otro día me decía un compañero del grupo que quizás lo único bueno de esta enfermedad es que te selecciona enseguida a la gente con la que puedes contar, a la gente que te apoya. Y tiene mucha razón, quizás sea lo único bueno…. y no es poca cosa, creedme que no lo es.

La semana pasada hizo dos años de que mi adicción al juego saltara a la luz ante mi seres queridos. Como la mayoría de ludópatas no es algo que yo hice público sino que fue un descubrimiento que era cuestión de tiempo que tuviese lugar. A partir de ahí se desencadenaron una serie de acontecimientos esperados e inesperados, buenos y malos aunque en aquel momento todos parecían malos.

De los desagradables no hablaré porque son conocidos y esperados: grandes deudas inasumibles a corto plazo, pérdida de trabajo, pérdida de contacto con muchas personas que formaban parte de tu círculo profesional y a veces personal….

De los agradables hay uno por encima de todos: el apoyo encontrado en mi familia y amigos. Aquel apoyo fue fundamental para seguir adelante. Sin ellos no quiero pensar lo que hubiera sido de mí, bueno mejor dicho no quiero escribirlo aquí. Ellos comprendieron mi adicción antes que yo, me dieron su apoyo y decidieron ayudarme económicamente y moralmente en unos meses en que me sentía la mayor mierda del mundo que había decepcionado a todos y que había ocultado gastos enormes que ahora había que afrontar pues había sido descubierto.

Cuando esto ocurre el adicto al juego, el ludópata, se encuentra en una situación que bordea la locura pues no puede comprender cómo ha hecho cosas que ni él mismo quería hacer pero aún así las ha hecho. Probablemente en una opción defensiva tú mismo crees que eres un vicioso, que todo lo que has hecho es fruto de tu mala cabeza, de tu egoismo pero… no es así. Por suerte ellos lo comprendieron antes que yo y decidieron estar de mi lado. A mí me costó meses comprenderlo y seguramente aún no lo he hecho en su totalidad.

La segunda situación buena fue ingresar en la terapia en la que llevo estos dos años. Se trata de una terapia de grupo semanal y de visitas personales quincenales a psicólogo y a psiquiatra. Recuerdo la primera sesión en las tres. A todas ellas llegué llorando, era mi estado natural en aquella época. No comprendía nada y era casi incapaz de explicar lo que me pasaba por la cabeza. Allí poco a poco he ido comprendiendo la adicción, el trastorno compulsivo que sufro y las medidas que tengo que seguir para combatirlo. He conocido y sigo conociendo a ludópatas de todo tipo, con más o menos gravedad de sus actos, con más o menos ganas de dejar de jugar, con más o menos voluntad de decir la verdad…

Entre las cosas que he comprendido es que este es un camino eterno, si final. Seré un adicto al juego toda la vida y debo poner los límites necesarios para no volver a jugar. Ello no quita de llevar una vida normal pero con ciertas barreras y con la conciencia de que el juego no puede volver a estar presente en mi vida. Sé que será así, sé que he comprendido muchas cosas que ni imaginaba y que seguiré comprendiendo ya aprendiendo cosa pero sobre todas las cosas sólo tengo dos certezas: la primera es que nunca más volveré a jugar, las consecuencias son, han sido y serán demasiado duras por demasiado tiempo. La segunda y principal es que sin ayuda no es posible dejar de jugar. Yo he tenido la gran fortuna de tenerla y de seguirla teniendo… así que no me cuesta tanto seguir este camino eterno, pues sé que es para siempre… y no me importa si el objetivo es no volver a jugar.

En mi humilde cruzada contra la prensa mentirosa cliente de las casas de apuestas descubría el otro día una noticia en el diario AS. Sí, habéis leído bien, una noticia… evidentemente pagada.

Habla de un buen señor que el otro día iba por la calle, llevaba cuarenta céntimos en el bolsillo, se le ocurrió gastarlos en una casa de apuestas con una combinada totalmente inverosímil para quienes entendemos de ésto… y oh milagro !! ganó 39.500 euros !!! Increíble y bonito verdad?? Casi tan bonito como el anuncio de la lotería de navidad de este año….

Evidentemente la noticia es mentira y además no es una noticia, se trata de publicidad encubierta, pagada por la casa de apuestas correspondiente a los medios que lo publican y que hacen que mucha gente, incluido yo mismo en otras situaciones, pensemos que apostar es fácil y que con 40 céntimos vamos a ganar lo que ganamos trabajando en varios años, madrugando y bien jodidos.

Yo no pretendo arreglar el mundo, tan solo dar a conocer lo sucio que en este país se juega con el tema del juego y las apuestas deportivas. No se tienen en cuenta ni franjas de edades, ni situaciones sociales ni nada de nada, todo lo mancha el dinero, los intereses y los miles de millones que mueve este negocio. Un negocio que se aprovecha de los adictos y que crea adictos minuto a minuto. Podréis pensar que es nuestro problema y que no hubiéramos apostado la primera vez. Podréis tener razón… pero no la tenéis. Por suerte no todo el mundo que apuesta se convierte en ludópata pero muchos de nosotros tenemos un comportamiento mental que no podemos controlar y que nos convierte en adictos. Eso es así, está científicamente demostrado y leyendo lo podrás constatar.

Para comprobar que esta noticia es mera publicidad pagada basta una pequeña búsqueda en google. A mí no me hacía falta hacerlo para saberlo pero aún así me he tomado la molestia.

Os dejo aquí un enlace a la noticia por si os interesa http://www.lasapuestasdeas.com/noticias/apuestasdeportivas/increible-combinada-040-entrego-3955680-noticia-2003?utm_source=elpais.com&utm_medium=&utm_term=2003&utm_campaign=trafico