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Desde diciembre pasado tomé la determinación de acabar con la terapia. Una mala racha en lo económico hizo que se me acumularan las deudas que pagaré en el centro unido a que ya había planteado a las terapeutas que creía que mi rehabilitación estaba en su final hizo que adelantara de motu propio el final de mi terapia como jugador compulsivo, como adicto al juego, como ludópata.

Han sido tres años y medio de asistencia semanal a las terapias de grupo sin casi sin faltar a ninguna de ellas. Además, una o dos veces por mes he ido a visitas individuales con la psicóloga. Todo ello acompañado de reglas seguidas a rajatabla: no llevar tarjetas de crédito, no llevar dinero encima más que el necesario, justificar cada gasto con tickets y por supuesto no frecuentar lugares con tragaperras, casinos o salones de juego. Son cosas que tendré que seguir haciendo toda la vida. O eso, o tener la tentación de volver a jugar…. y volver a saber todo lo que eso significa para mí. No quiero volver a jugar, no volveré a jugar pero sólo diciéndolo no se consigue. Hay que poner límites y precacuciones, la tentación está ahí y cualquier día puedes caer en ella. Ya sé que la voluntad no lo es todo en esto de juego, ni mucho menos. En mi época de jugador había días que no quería jugar pero lo hacía, decía «hasta aquí» y nunca era así. Si no jugaba era sencillamente porque no podía, porque no tenía dinero o porque no tenía tiempo. Pero con dinero y tiempo todo se enredaba y las consecuencias ya sé muy bien cuales son. Fatales.

He comprendido bien qué es la adicción al juego y cómo puedo controlarla en mi caso. A partir de aquí debo de hacerlo y solamente depende de mí. He de tener claro que no quiero volver a jugar y así va a ser. Sé que tengo que estar pendiente cada día, cada minuto y no tengo que levantar nunca la guardia. El juego está ahí, amenazándome en cada anuncio, en cada bar, cada día, cada navidad, cada jornada deportiva…. y os aseguro que hay que ser muy fuerte para vencerle. El número de amenazas diarias son incontables y más si eres aficionado a ver o escuchar deporte como yo lo soy. A veces tengo que cambiar de canal o apagar la radio. No me cuesta pero me jode. Debería ser algo más regulado pero eso es otro tema….

No habría llegado al final de este proceso sin ayuda, eso también lo sé. Sin la ayuda de mi familia, de mi mejor amigo y del centro de rehabilitación. No podré agradecerles nunca el apoyo que he recibido de ellos, aún me emociono cuando escribo esto. Han comprendido o han hecho que comprendían algo que yo no comprendía y era el afectado. Me han ayudado en todo, moral y económicamente y sé que seguirán haciéndolo. No tengo palabras ni vida suficiente para agradecérselo la verdad.

Por otra parte, en todo este larguísimo proceso también te das cuenta de la gente que tiene solo palabras de buena voluntad y luego ni se interesan por tí. La verdad, me da igual. Sé que la gente huye todo lo posible de los problemas y yo pude y puedo ser un problema. Lo entiendo. Yo creo que no soy así pero bueno, todo se aprende en la vida. No todo el mundo comprende lo que es una adicción. Hay gente que piensa que es un vicio. Ignorantes hay muchos y algunos son tus amigos o los míos.

También he conocido decenas de personas en la rehabilitación. Personas que han pasado por el centro, unos por mucho tiempo, otros un solo día. Unos con ganas de rehabilitarse, otros con ninguna. Unos por voluntad, otros obligados , otros por voluntad y obligados. Todos los que allí nos hemos quedado un tiempo sabemos lo duro que es dejar de jugar, lo duro que es entenderlo y lo duro que es mostrarse a los demás, explicarles que has gastado miles y miles de euros, engañado y mentido…. y todo ello sin querer hacerlo, obligado por una adicción incontrolable, que te domina totalmente y que te hacer ser una persona que no quieres ser ni de lejos. Todos los que hemos pasado por allí y hemos peleado por dejar de jugar nos merecemos una oportunidad solo por nuestra voluntad, por nuestra lucha interna y por querer seguir llevando una vida normal, como la de los demás, pues antes no éramos como los demás, éramos personas cuya adicción nos condicionaba la vida, nuestras acciones y nuestras mentiras, hurtos y picaresca para poder seguir jugando.

Victor, Antonio, Jose, Dani, el niño, Diego, Jonathan, Xavi, Cristian y un montón de nombres de los que me olvido. Todos nosotros merecemos seguir adelante y de hecho así lo estamos haciendo. Lejos de juego, muy lejos. y para siempre pues ya sabemos que aquí no vale «solo jugar un poco» como hemos escuchado alguna vez ¿verdad?

Esto no es el punto final de este blog. Invito a cualquier persona que quiera añadir artículo a que lo haga. Sé que he podido ayudar a personas a comprender alguna cosa sobre la ludopatía y espero seguir haciéndolo. Me despido por ahora con lágrimas en los ojos de todo lo mal que lo he pasado y que a veces sigo haciéndolo pero sé que mi voluntad es inquebrantable para que el juego nunca más vuelva a apoderarse de mí como lo hizo durante muchos años. Demasiados. Ahora, como diría Josele Santiago, TENGO QUE HACER LOS DEBERES. Salud, caballeros, yo les cedo mi asiento:

Adiós botellas
De vino. Adios, adios.
Besad mis huellas
En vuestros vasos amigos.
¡Ayayayayay!: adiós.
Adiós, distraidas
Mujeres…¡lerelelé!
Prendí mis días
En vuestros mil alfileres.
¡Ayayayayay!: adiós.
Tengo que hacer los deberes.
Adiós, verbenas
De fuego en mis venas.
Adiós, muy buenas
Adiós, castillos de arena.
¡Ayayayayay!: adiós,
mis queridos quitapenas.
Adiós, adiós
Adiós, adiós
Adiós amigos:
Con Dios.
Adiós, venteros
Adiós, marmol grasiento.
Salud, caballeros:
Yo les cedo mi asiento.

Hola V.,

A través de P. he conocido tu situación y, si lo queréis me he ofrecido a ayudaros a través de mi experiencia que si bien no es con drogas es con el juego, una adicción al fin y al cabo. Mi ayuda no puede ser más que ofrecerte este blog y si lo quieres contacto directo a través de otros medios. Aquí comienza con este post en forma de carta:

Primero de todo animarte y mucho para que consigas dejarlo todo. Dejarlo todo no significa otra cosa que comprendas tu problema, lo aceptes y aprendes a vivir de tal forma de que lo mantengas lejos adoptando otros hábitos y sabiendo decir no. La droga, el juego, el alcohol están constatemente presentes en nuestra vida y es imposible apartarse de ellos. Debes aprender a decir no y a no ponerte en riesgo. Lo aprenderás con el tiempo. ya te habrán enseñado medidas a seguir y debes hacerlo con disciplina. Sin poner excusas. Haz caso a todo lo que te dicen. Tú y yo sabemos que tenemos la cualidad de engañar, de mentir con tal de consumir en tu caso o jugar en el mío. No lo hagas más.

En mi centro he visto casos parecidos al tuyo por edad que además añadían la adicción al juego. Los dos casos que he visto poco a poco han conseguido vivir sin consumir y sin jugar. La edad no juega a tu favor. Para mí es «fácil» aislarme del juego pues tengo mujer e hijas y quedarme en casa me gusta… pero tú tarde o temprano saldrás por ahí…. y deberás aprender a no consumir e incluso a no beber ya que la bebida multiplica por mucho tu riesgo. Rápido libera tu mente y… recaída al canto. Por tanto, deberás aprender a ser fuerte, muy fuerte. Eso te lo enseñarán en las terapias de grupo y en las individuales. Poco a poco, no tenga prisa…

Que tú quieras dejarlo es imprescindible. He visto casos de personas que asisten obligadas a terapias y todas lo han dejado al poco tiempo. La voluntad del adicto es imprescindible. Sin ella no hay absolutamente nada que hacer. Debes querer dejarlo por tí. También por las personas que te han ayudado y te ayudarán pero por ellas lo único que debes hacer es no decepcionarlas, han puesto su confianza en tí y serán felices si te rehabilitas. Pero no debes hacerlo por ellos, debes hacerlo por tí. Vivir una vida libre, sin adicciones, ya verás que es muy distinta a la que hasta ahora llevabas. Tu carácter cambiará para bien y te sentirás mucho mejor contigo mismo y con quienes te rodean. La vida es mucho mejor, quizás ya te hayas dado cuenta…. y es ahora cuando debes decidir seguir así, dejar de lado la droga y dominarle tú a ella. Hasta ahora la droga te ha dominado a tí y te has dado cuenta. Que nunca más sea así.

No eres un vicioso ni nadie que consume por voluntad. Tienes una enfermedad crónica . Tu mente no puede dominar el consumo igual que la mía no puede dominar el juego. Eso será así para siempre y aunque no lo creas hay millones de personas con nuestro problema. Nosotros hemos decidido ponerle solución, otros no quieren y otros no pueden. Todos ellos acaban mal. Muy mal. Nunca se toca fondo, todas las adicciones van a más. Podría contarte cosas increibles que he hecho por el juego o que he visto que otros han hecho en el centro donde asisto…. Todo por jugar o consumir. Todo, en el fondo, porque no controlamos ese impulso y debemos aprender a hacerlo.

Yo llevo tres años y medio de terapia. Desde que comencé no he recaído. Te animo a que tú hagas lo mismo y espero que lo consigas. Eres joven y tienes que ser dueño de tu vida. Que no lo sea ninguna sustancia ni ningún hábito. Aprende a hacerlo, estás en el camino. Si puedo ayudarte en algo más no dudes en pedírmelo.

Un abrazo grande para tí y tu familia y te digo lo que le dije a P. Aunque ahora todo parezca una puta mierda, en unos meses o años seréis mejores personas. El futuro debes mirarlo con optimismo.

Normalmente todos los adictos a la juego decimos una frase para destacar el juego al que jugamos o para descartar a los juegos que no jugamos. Esta frase es «yo no soy de xxxxx». Por ejemplo «yo no soy de tragaperras» o «yo no soy de casinos» o «yo no soy de poker». De alguna manera decirla nos define a lo que hemos jugado o jugamos y nos quitamos el «peso» de los demás juegos.

Es un grave error. Todos los adictos al juego nos decantamos claramente por un juego. En mi caso fueron los casinos presenciales u on line y dentro ellos el black jack o la ruleta. La mayoría de los casos son las máquinas tragaperras y ahora parece que lo que está creando más adictos son las apuestas deportivas.

Digo que es un grave error porque a todos los adictos les atrae cualquier juego de azar. Es verdad que son más adictivos los que tienen un premio inmediato pero nadie está exento de ser adicto y gastar grandes cantidades en otros juegos tipo lotería primitiva o lotería convencional. No tienen el componente inmediato que tienen los casinos o las tragaperras o las apuestas pero si no tuviéramos otra cosa nos lanzaríamos a ellos.

Todos los juegos son los mismo. Los adictos al juego tenemos que estar en alerta constante y no dudar de que si no ponemos las barreras y precauciones o necesarias acabaremos jugando a cualquier cosa si se despierta nuestro yo jugador. Parecería fácil que un adicto a los casinos se prohibiera la entrada a los mismos de manera legal (existe esta manera) y problema resuelto pero… sin duda más pronto que tarde jugaría a otros juegos a los que no había jugado y que no están en los casinos. Por no mencionar que también sin ninguna duda encontraría la manera de saltarse esa prohibición.

Tenemos que estar en alerta constante e identificar el peligro o de lo contrario caeremos en las redes del juego. No importa el tiempo que hayas estado sin jugar o lo seguro que estés de no hacerlo. Poner cerca el peligro siempre es peligroso.

Si eres adicto al juego probablemente si echas la vista muy atrás verás que tus comienzos en el juego seguramente no fueron con los juegos de azar con recompensa y que a lo largo de tu vida de jugados has jugados a infinidad de juegos aunque sea solo por probar. Esta es la prueba de que lo que digo es cierto. A lo largo de tu vida de jugador ha habido uno o dos juegos que han prevalecido sobre los demás pero seguro que has probado muchos más… y si no te mantienes lejos de ellos los volverás a probar tarde o temprano.

 

La  cultura del juego en España no es casualidad. Supongo que tampoco en otros países del mundo. En España el estado recauda muchísimos impuestos del juego: loterías primitiva, lotería, bonoloto, quinielas, casinos, bingos, tragaperras… y desde hace unos años casinos on line, apuestas deportivas on line y presenciales. Estas últimas estuvieron años en un limbo legal pero el estado en lugar de prohibirlas se ocupó de legalizarlas y recaudar muchísimo dinero a través de ellas. Por tanto no es difícil deducir que al estado le interesa y mucho que la gente gaste dinero en el juego en cualquiera de sus modalidades.

La edad media de los miembros de la terapia de grupo a la que asisto semanalmente debe rondar los cuarenta años. El arco va desde los 30 hasta los 50 si bien he visto personas de más de sesenta y de menos de veinte aunque no es muy común. El otro día asistió por primera vez un chico con 18 años recién cumplidos. Curiosamente es familiar de un miembro del grupo que ante actitudes que había visto y le habían contado de él, se ofreció a ayudarle contándole su experiencia e invitándole a la asistencia a una terapia para que viera la gravedad que puede alcanzar el juego.

El chico, a esa edad, ya es un habitual de los salones de tragaperras y ruletas electrónicas y también de las apuestas deportivas presenciales en esos y otros locales. Dinero que tiene dinero que se gasta y por lo que nos contó tiene todo los síntomas de ser un jugador compulsivo, un ludópata: juega hasta perderlo todo, vuelve en el mismo día varias veces, piensa que puede ser una forma de vida… lo típico en todos nosotros. Evidentemente ya cuenta con pérdidas por suerte no muy importantes pues a esa edad su acceso al dinero no es demasiado. Por ahora, dice, no ha cogido dinero ajeno en casa o en cualquier otro lugar ni tampoco ha vendido joyas familiares, algo muy habitual en esas edades y en más mayores.

Le hicimos ver la gravedad de esta adicción, de esta enfermedad, y que se diera que en el fondo si él quiere está de suerte: está a tiempo de dejarlo sin arruinar gran parte de su vida económica y familiar. A su edad aún no ha perdido mucho dinero ni tiene compromisos familiares. Si decide dejarlo ahora no habrá hecho cosa mejor hasta ahora a sus 18 años.

Escuchaba algo incrédulo nuestras experiencias y seguro que por dentro pensaba que lo suyo no era tan grave. Y no lo era… porque está empezando. Nos obligó a todos a echar la vista atrás y deducir que desde que se comienza a jugar hasta que llegan las consecuencias más graves pasan una media de diez años. Diez años jugando más o menos ininterrumpidamente en el que haces de todo para conseguir dinero y jugar y jugar y jugar…. y perderlo. Siempre se pierde jugando porque siempre hay alguien que gana y nunca eres tú.

No sé que hará. No sé si volverá o pensará que vaya pandilla de viciosos, que él no es así. Entre todos le hicimos ver que él ya lo era aunque aún no lo sabía. Ojalá siga y decida no jugar. Será su mejor decisión.

Por otra parte, y aunque aún no se ha notado en asistencia al centro, parece que a esa edad es algo normal ya sobre todo lo de las apuestas. Algo muy preocupante ya ahora pero mucho más dentro de cuatro o cinco años. Será un problema social cada vez más grave con el que habrá que tomar alguna medida política… o eso creo que debería de hacerse.

Cuando dejas de jugar vives una situación confusa. Te han pillado, tu vida te ha cambiado y no comprendes muy bien por qué jugabas, por qué cogías este o aquel dinero y por qué lo ocultabas todo. El tiempo y la terapia te ayudan a comprenderlo todo muy poco a poco y vas teniendo sensaciones extrañas. Poco a poco te vas convirtiendo en otra persona y tienes otro temperamento.

Pero sobre todas las cosas encuentras la tranquilidad.

La tranquilidad de no tener que esconderte.
La tranquilidad de no tener nada que esconder.
La tranquilidad de no tener que jugar mañana para compensar las pérdidas de hoy.
La tranquilidad de no tener que esconder dinero, movimientos bancarios o correspondencia comprometida.

La tranquilidad de que ahora eres una persona que no juega y no te muestras nervioso ante situaciones que te pueden comprometer casi a diario, no tienes que mentir por nada. Ahora eres una persona que no esconde nada y que no piensa constatemente en el juego, en las pérdidas o en las ganancias. Ya sólo piensas en el juego para apartarlo de tí y mantenerlo alejado, sabes del peligro que para tí supone y no quieres más problemas derivados de él. La vida tiene ya sus problemas y muchos de los que tienes son derivados del juego así que cuanto más lejos mejor.

Pasa mucho tiempo hasta que encuentras esa tranquilidad pero algún día llega y te das cuenta de que eres otra persona, con otras reacciones, en mi caso mucho más calmadas que antes. Cuando jugaba era una persona a menudo irascible y explosiva y ahora para nada lo soy. Es un rasgo común en el jugador compulsivo.

Así pues, cuando no tienes ya nada que esconder ni nada que te obsesiones, la tranquilidad se apodera de tí…. y comienzas a darte cuenta de que además de mucho dinero perdiste demasiado tiempo….

Llevamos desde el parón del verano varia sesiones intensas en la terapia semanal de grupo. En mis dos años y medio ya de asistencia a ella de forma ininterrumpida he visto a mucha gente pasar por allí. Gente que consigue rehabilitarse, consigue el alta médica y que incluso nos visitan de vez en cuando. También, los más vistos por desgracia: gente que acude durante un corto periodo de tiempo y desaparecen. Creen que eso no es para ellos o van obligados. Rara vez vuelven y si lo hacen es contando que nunca dejaron de jugar y que esta vez sí quieren hacerlo. Normalmente vuelven a desaparecer en poco tiempo.

Esta vez hay contaré dos casos para poner como ejemplo la fortaleza del conocimiento en uno y el desastre en otro.

Uno de los miembros, a los problemas del juego tenía problemas con el alcohol y, por culpa de todo ellos, discusiones frecuentes con su pareja.  Durante la semana pasada al parecer tuvo una fuerte discusión con su pareja en la que decidió pasar una noche unas horas más fuera de casa. Para ello, dispuso de dinero. Sintió que todo esa discusión y la soledad le llevaba irremediablemente a jugar pero pudo reconocer «la llamada de la bestia» y controlarla. Supo tomar las medidas necesarias para no jugar y así lo contó en el grupo ante el reconocimiento de todos. Porque contar en el grupo que has resistido la tentación haciendo tal o cual cosa sin duda es una motivación más para no jugar.

El otro caso, por desgracia, no es tan feliz. Se trata de un miembro que lleva casi una década asistiendo a terapias en distintos centros y nunca con éxito. Conseguía dejar de jugar un temporada pero caía siempre. Además endeudándose fuertemente a través de créditos del banco, tarjetas de crédito, créditos de entidades de crédito rápido, hipotecas y rehipotecas de su vivienda…. lo normal en un adicto al juego. Padre de familia con una hija. A pesar de llevar un tiempo sin jugar y haber reconocido otro tipo de problemas con la bebida dejó de beber y de jugar… hasta que un día volvió a hacerlo y además pidió un crédito al banco que le habían preconcedido electrónicamente. ¿resultado? Desastre total: su mujer decide estar cansada  y le abandona, otro crédito por pagar…. y multitud de problemas añadidos: divorcio, búsqueda de vivienda….

Es duro ver cómo el juego destroza las vidas. La mía pudo haberla destrozado. Económicamente lo ha hecho pero sólo eso. He sentido el apoyo de mi mujer, familia y amigos. En cambio, cuando ves las continuas desgracias que genera el juego te das cuenta de su magnitud. De la magnitud que tiene jugar sin control a juegos de azar, lo que haces para ocultarlo y para conseguir el dinero para hacerlo.

La terapia de grupo tiene esas cosas. A veces sales reconfortado y otras en cambio sales triste de ver un fracaso más, una recaída más. Sin duda ese es su fin, que a través de la experiencia tuya y de otros puedas separar todo lo que te sirva para pasar una semana más sin jugar. Es duro ver el poder que tiene el juego sobre nosotros, ver lo incontrolable que es y el mal que nos puede causar incluso habiéndolo vencido durante un largo periodo de tiempo.

Retomada la terapia después del verano la semana pasada tuve sesión individual con la psicóloga y la tradicional semanal reunión del grupo. En el grupo hubo, como cada vuelta del verano, noticias desagradables que ya contaré (o no), hoy me centraré en la sesión con la psicóloga.

Además de los comentarios personales sobre el transcurrir del verano, fruto de la confianza y conocimiento que producen más de una treintena de visitas ya, hablamos de tres cosas y señales que tuve durante el verano relacionadas con el juego.

La primera de ellas tiene relación con los sueños. No es algo habitual pero a veces sueño que juego. No es que sea una pesadilla pero no es agradable ya que te despiertas preguntándote por qué coño sueñas con eso si es algo que ya no forma parte de tu vida. No hay que darle más importancia ya que los sueños son algo absolutamente incontrolable.

La segunda son los recuerdos. Expliqué a la psicóloga que a veces me vienen recuerdos a la cabeza de cuando jugaba y curiosamente son todos buenos. Jugadas que te han hecho ganar dinero, días buenos de ganancias… Es evidente que la realidad no es esa. Jugar compulsivamente es perder sin remedio pero en cambio mi cabeza se empeña a veces en traerme solamente esos recuerdos buenos, recuerdos placenteros. Son preocupantes ya que son recuerdos traicioneros que sin duda pueden hacerte volver a jugar. El nombre que tiene esto es DISTORSION COGNITIVA. Digamos que es una traición de tu cerebro. Te plantea una situación distorisionada y que puede ser peligrosa en casos como la ludopatía. Gracias a la terapia consigo identificarlos y sé que no son reales. De ahí que me llamen la atención. Probablemente si no estuviera en terapia y no tuviera límites para impedir que juegue me vendrían esos muy buenos recuerdos y comenzaría a jugar sin más. Así de fácil…. y así de complicado discernirlo.

La tercera cosa fue una identificación también de un momento débil. Por motivos laborales tenía unas horas libres para comer y sentí que no debía ir a comer a un bar. No sé el por qué, no puedo asegurar que tuviera ganas de jugar pero sí puedo asegurar que sentí que ese día no debía hacerlo. Y no lo hice. Lo decidí bien temprano porque bien temprano me sentí nervioso y con un sentimiento raro… pero una vez más la noticia fue que identifiqué una sensación una debilidad.

Como véis, la vida sin jugar a veces no es fácil. No es un tormento de vida pues tormento era cuando jugaba pero tienes que analizarte muy a menudo y saber que tienes que tener continuamente la alarma puesta, además de poner límites a la posibilidad de jugar, reducirla si es posible a cero (no bares, no dinero, no tarjetas, justificación de TODOS los gastos…)

Así pues, buenas noticias. Estar en terapia hace que identifique todos estos síntomas y plantearlos a la psicóloga hace que los pueda comprender. Como ya he dicho muchas veces, dejar de jugar sin ayuda es imposible. Podrás dejar de jugar una semana, un mes, años pero tarde o temprano lo volverás a hacer. La terapia no te asegura no hacerlo pero te hace comprenderlo todo, saber que se trata de una enfermedad más grave de lo que parece…. y que la rehabilitación depende exclusivamente de tí con la ayuda de la terapia. Por desgracia, no hay pastillas ni jarabes ni inyecciones que te curen. Es muchísimo más difícil, pero es posible.

Un equipo de fútbol de primerísimo nivel de Europa ha encontrado un nuevo patrocinador: cocaína de Colombia.

El nuevo sponsor ha sido presentado ante los medios de comunicación en un gran acto en el que se ha mostrado la nueva camiseta con el sponsor bien visible en el pecho, los nuevos spots publicitarios con jugadores esnifando cocaína entre risas y rodeados eso sí de bebidas no alcohólicas, que el alcohol es nocivo para la salud. También se han detallado los detalles del acuerdo, entre otros la publicidad estática y que todas las camisetas que se vendan para los aficionados llevarán por supuesto el nuevo patrocinador: cocaína de Colombia. También esponsorizarán a todas las secciones inferiores del club, es decir niños menores de edad y a todos los demás deportes además del fútbol: baloncesto, balonmano, fútbol sala, hockey patines…. Se calcula que en un año habrá unos tres millones de camisetas en el mundo luciendo la nueva publicidad eso sin contar las falsificaciones que por supuesto la llevarán para que parezcan auténticas.

Esta noticia es a todas luces falsa como supongo que ya habréis adivinado pero… con pocas diferencias se da de vez en cuando y es posible que se dé en el FC Barcelona en unos meses. Empresas de juego que patrocinan clubes de primer nivel y que publicitan en sus camisetas sin ningún pudor y alardeando además de los muchos millones que dejan en sus respectivas cajas. Se presentan ante medios, ruedan spots y ningún medio hace una sola crítica por ello ¿por qué? porque estas mismas empresas de juego también insertan muchos anuncios en sus páginas o en sus canales y claro, el que paga manda.

¿Por qué una sociedad que reconoce la ludopatía como enfermedad y que ya acepta con naturalidad que la publicidad del tabaco y el alcohol esté prohibida permite en cambio la exagerada publicidad del juego sea on line o presencial? Supongo que hay muchos motivos, yo trataré de descifrar solo dos, aunque sin duda hay muchas más.

– Deja muchos beneficios en forma de impuestos al estado. Una vez que los del alcohol y el tabaco están asegurados se prohíbe esta publicidad pero a la vez se abre la mano a otra, a la del juego. Además una legalizado el juego on line hace unos años entra mucho dinero que antes no entraba y claro, hay que aprovecharse porque dentro de unos años la prohibiremos…

– Los adictos al juego no somos un problema visible. No se nos nota físicamente como a los drogadictos, no solemos atracar a mano armada y sobre todo, no desarrollamos enfermedades posteriores que sí suele desarrollar un drogadicto o un alcohólico y por tanto son mucho más caros de mantener en forma de atención médica y a veces hasta de pensiones. Eso nunca pasará con un ludópata así que vía libre.

Supongo que os es fácil identificar a equipos de fúlbol, eventos o personas que publicitan el juego. Si no hacedlo a partir de ahora y alucinaréis de la invasión de la que estamos siendo víctimas. Y consecuencias las tiene, podéis estar seguros. Y más graves de lo que parecen.

Ayer tuve una nueva sesión con la psicóloga. Concretamente la sesión número ocho con ella. A partir de ahora tendré dos por mes ya que he renunciado a las visitas con la psiquiatra. No las consideraba útiles ni sacaba nada en claro de ellas, al contrario de lo que me ocurre con la psicóloga o con las terapias semanales de grupo. Al plantearlo y al no tener medicación las visitas a la psiquiatra han sido sustituidas por visitas a la psicóloga. Por mi parte, perfecto.

Hablamos, o mejor dicho, le hablé de los cambios experimentados en mi comportamiento, No solo y por supuesto con respecto al juego sino a comportamientos en vida diaria. Aquí os detallo algunos:

– Impulsividad. Ahora soy menos impulsivo. Antes pensaba que tenía que hacer una cosa y la hacía de inmediato. Ya fuera jugar o comprar algo o hacer algo concreto relativo al trabajo. Ahora pienso y analizo las cosas mucho más antes de hacerlas.

– Agresividad. Si bien nunca he sido una persona agresiva o violenta sí que tenía mis ramalazos por ejemplo en el tráfico. Ahora voy mucho más tranquilo por la vida.

– Alejamiento tecnológico. Antes era una persona enganchada al pc o al móvil. Al principio me separé de todo como precaución pero ahora vivo mucho más alejado de todo. Lo utilizo y lo encuentro útil pero me molesta mucho por ejemplo ver una reunión de varias personas en las que todas, en lugar de hablar entre ellas están mirando su puto teléfono, su puto facebook o su puto whatsapp. No soy un talibán pero me sienta mal… y reconozco que yo era así… pero no creo que lo vuelva a ser. Cualquier mensaje o cualquier llamada no debe ser respondido en el momento. Casi todo puede esperar….

– Aprecio otras cosas. Antes, producto del juego, mi cabeza pensaba casi exclusivamente en ello en ciertas épocas y ahora, al desprenderme de él disfruto mucho más un acto sencillo como puede ser ir a buscar a mis hijas al colegio.

Todo esto no es casualidad ni es solo fruto de dejar de jugar. Es fruto del trabajo psicológico individual y en grupo de 7 meses ya. Lo escribo para que veáis que el problema del juego no es solo el dinero que pierdes o el tiempo que te hace perder o las mentiras que cometes. Esto es lo más grave pero con el paso del tiempo te das cuenta de que tiene muchas más consecuencias en tu personalidad, en tu comportamiento y en tus sensaciones interiores. No es casualidad que cuando veáis a una persona fuera de sí por un motivo aparentemente pequeño esa persona tenga otro tipo de problemas…. y el juego puedes ser uno de ellos.

 

En mi linea habitual de comentar la terapia de grupo semanal hablo sobre la del pasado jueves. No fue una sesión demasiado movida, quizás algo sosa pues extrañamente a lo que sucedía en las últimas no éramos muchos y los que estaban no eran ni de los más veteranos ni de los más habladores. Pero… aunque llegó tarde llegó D.

D. es un miembro del grupo de los que como yo, aún está metido en el pozo. Empleo esta expresión para definir a alguien que además de los problemas de estar en proceso de rehabilitación aún no ha soltado los problemas añadidos que todos tenemos al principio. En mi caso es la pérdida del trabajo y una grandísima deuda y en el suyo fue la pérdida de trabajo, la separación familiar, la vuelta a casa de unos padres ya mayores…. todo bastante difícil de digerir de golpe.

D. ha estado casi todo el verano sin aparecer por el grupo y aunque yo no he preguntado por él sí pensaba que quizás había tirado la toalla…. pero no ha sido así, Todo lo contrario. Ha encontrado un trabajo con fecha de caducidad a final de año pero se defiende haciendo trabajos de pintura por su cuenta. Ello le ha permitido además de manejar responsablemente el dinero que pasa por sus manos con la ayuda de sus padres poder alquilarse un piso y llevar una vida más acorde con su edad y con su deseo de vida. Alguien a quien yo veía en un pozo muy profundo está saliendo de él… y eso me dio mucha moral. Me hizo ver que algún día lejano yo podré decir lo mismo, porque si bien mi vida familiar no ha sufrido consecuencias, si acaso las ha sufrido buenas, la laboral y la económica han quedado para el arrastre para una buena temporada…. que espero tenga su fin como lo está teniendo la de D.

Me alegro mucho por él. Es curiosa la relación que se crea entre los miembros del grupo. Apenas les conoces personalmente pero sientes sus problemas como propios.  Y es que allí todos tenemos los mismos problemas y sabemos muy bien de qué hablamos.