La  cultura del juego en España no es casualidad. Supongo que tampoco en otros países del mundo. En España el estado recauda muchísimos impuestos del juego: loterías primitiva, lotería, bonoloto, quinielas, casinos, bingos, tragaperras… y desde hace unos años casinos on line, apuestas deportivas on line y presenciales. Estas últimas estuvieron años en un limbo legal pero el estado en lugar de prohibirlas se ocupó de legalizarlas y recaudar muchísimo dinero a través de ellas. Por tanto no es difícil deducir que al estado le interesa y mucho que la gente gaste dinero en el juego en cualquiera de sus modalidades.

La edad media de los miembros de la terapia de grupo a la que asisto semanalmente debe rondar los cuarenta años. El arco va desde los 30 hasta los 50 si bien he visto personas de más de sesenta y de menos de veinte aunque no es muy común. El otro día asistió por primera vez un chico con 18 años recién cumplidos. Curiosamente es familiar de un miembro del grupo que ante actitudes que había visto y le habían contado de él, se ofreció a ayudarle contándole su experiencia e invitándole a la asistencia a una terapia para que viera la gravedad que puede alcanzar el juego.

El chico, a esa edad, ya es un habitual de los salones de tragaperras y ruletas electrónicas y también de las apuestas deportivas presenciales en esos y otros locales. Dinero que tiene dinero que se gasta y por lo que nos contó tiene todo los síntomas de ser un jugador compulsivo, un ludópata: juega hasta perderlo todo, vuelve en el mismo día varias veces, piensa que puede ser una forma de vida… lo típico en todos nosotros. Evidentemente ya cuenta con pérdidas por suerte no muy importantes pues a esa edad su acceso al dinero no es demasiado. Por ahora, dice, no ha cogido dinero ajeno en casa o en cualquier otro lugar ni tampoco ha vendido joyas familiares, algo muy habitual en esas edades y en más mayores.

Le hicimos ver la gravedad de esta adicción, de esta enfermedad, y que se diera que en el fondo si él quiere está de suerte: está a tiempo de dejarlo sin arruinar gran parte de su vida económica y familiar. A su edad aún no ha perdido mucho dinero ni tiene compromisos familiares. Si decide dejarlo ahora no habrá hecho cosa mejor hasta ahora a sus 18 años.

Escuchaba algo incrédulo nuestras experiencias y seguro que por dentro pensaba que lo suyo no era tan grave. Y no lo era… porque está empezando. Nos obligó a todos a echar la vista atrás y deducir que desde que se comienza a jugar hasta que llegan las consecuencias más graves pasan una media de diez años. Diez años jugando más o menos ininterrumpidamente en el que haces de todo para conseguir dinero y jugar y jugar y jugar…. y perderlo. Siempre se pierde jugando porque siempre hay alguien que gana y nunca eres tú.

No sé que hará. No sé si volverá o pensará que vaya pandilla de viciosos, que él no es así. Entre todos le hicimos ver que él ya lo era aunque aún no lo sabía. Ojalá siga y decida no jugar. Será su mejor decisión.

Por otra parte, y aunque aún no se ha notado en asistencia al centro, parece que a esa edad es algo normal ya sobre todo lo de las apuestas. Algo muy preocupante ya ahora pero mucho más dentro de cuatro o cinco años. Será un problema social cada vez más grave con el que habrá que tomar alguna medida política… o eso creo que debería de hacerse.

Cuando dejas de jugar vives una situación confusa. Te han pillado, tu vida te ha cambiado y no comprendes muy bien por qué jugabas, por qué cogías este o aquel dinero y por qué lo ocultabas todo. El tiempo y la terapia te ayudan a comprenderlo todo muy poco a poco y vas teniendo sensaciones extrañas. Poco a poco te vas convirtiendo en otra persona y tienes otro temperamento.

Pero sobre todas las cosas encuentras la tranquilidad.

La tranquilidad de no tener que esconderte.
La tranquilidad de no tener nada que esconder.
La tranquilidad de no tener que jugar mañana para compensar las pérdidas de hoy.
La tranquilidad de no tener que esconder dinero, movimientos bancarios o correspondencia comprometida.

La tranquilidad de que ahora eres una persona que no juega y no te muestras nervioso ante situaciones que te pueden comprometer casi a diario, no tienes que mentir por nada. Ahora eres una persona que no esconde nada y que no piensa constatemente en el juego, en las pérdidas o en las ganancias. Ya sólo piensas en el juego para apartarlo de tí y mantenerlo alejado, sabes del peligro que para tí supone y no quieres más problemas derivados de él. La vida tiene ya sus problemas y muchos de los que tienes son derivados del juego así que cuanto más lejos mejor.

Pasa mucho tiempo hasta que encuentras esa tranquilidad pero algún día llega y te das cuenta de que eres otra persona, con otras reacciones, en mi caso mucho más calmadas que antes. Cuando jugaba era una persona a menudo irascible y explosiva y ahora para nada lo soy. Es un rasgo común en el jugador compulsivo.

Así pues, cuando no tienes ya nada que esconder ni nada que te obsesiones, la tranquilidad se apodera de tí…. y comienzas a darte cuenta de que además de mucho dinero perdiste demasiado tiempo….

La ludopatía en los medios

Publicado: 27/10/2015 en General

Es importante que la ludopatía, la adicción al juego, esté presente en los medios. Principalmente para que la gente tome conciencia de que el juego no es algo inocente, es algo que puede crear problemas graves a muchas personas y familias.

Que la gente sepa que un adicto al juego, un ludópata, no es un vicioso, ni un inconsciente ni un irresponsable. Es un enfermo que necesita un tratamiento y que este tratamiento es largo y difícil.

Que se trata de una enfermedad incurable y que lo único que se consigue con el tratamiento es a conocerla y a controlarla pero nunca se cura, la amenaza de volver a jugar siempre está ahí, nuestro cerebro se encarga de recordarlo y nosotros nos tenemos que encargar de no hacerlo. Y no es fácil, se necesita voluntad, conocimiento ya poner barreras.

Que estas barreras te hacen a veces ser socialmente raro y que a veces te lo hacen pasar mal. Eres una persona que habitualmente no lleva dinero encima nunca o lleva muy poco, no maneja tarjetas de crédito y que de alguna manera evita relacionarse a veces con gente con la que no tiene la total confianza precisamente para no tener que dar explicaciones de la enfermedad que padece ante situaciones que muy fácilmente se pueden dar.

Que se trata de una enfermedad que no se puede decir que tienes a las primeras de cambio pues precisamente el desconocimiento de la gente hace que piensen incorrectamente sobre tí. No digamos en un puesto de trabajo y no digamos en un puesto de trabajo en el que se maneje dinero.

Pues bien, ayer y gracias en parte a la iniciativa de un compañero de terapia, en el programa de la emisora RAC1 Tot és possible dedicaron una media hora a hablar sobre la ludopatía. Desde mi punto de vista el enfoque fue bastante correcto si bien siempre se puede mejorar. No obstante estuvo muy bien y desde luego no fue enfocado desde un modo sensacionalista y eso ya es de agradecer. También es de agradecer el esfuerzo de mi compañero por llevar a los medios esta enfermedad y el esfuerzo que supone salir del anonimato para poder ayudar a la gente que padece esta adicción. Su intervención estuvo muy bien y consiguió emocionarme en algún momento. Desde luego plasma muy bien el sufrimiento que se padece siendo un adicto y la dificultad de la terapia. Si estáis interesados en escucharlo estos son los enlaces.

Enlace para escucharlo on line  (fecha 26/10/15. título «Adicció al joc» )

Enlace para descargar (21 megas) 

Hablan en catalán pero para quienes lo habléis seguro que con un pequeño esfuerzo conseguís entenderlo y de paso aprendéis un poco de esta lengua.

Llevamos desde el parón del verano varia sesiones intensas en la terapia semanal de grupo. En mis dos años y medio ya de asistencia a ella de forma ininterrumpida he visto a mucha gente pasar por allí. Gente que consigue rehabilitarse, consigue el alta médica y que incluso nos visitan de vez en cuando. También, los más vistos por desgracia: gente que acude durante un corto periodo de tiempo y desaparecen. Creen que eso no es para ellos o van obligados. Rara vez vuelven y si lo hacen es contando que nunca dejaron de jugar y que esta vez sí quieren hacerlo. Normalmente vuelven a desaparecer en poco tiempo.

Esta vez hay contaré dos casos para poner como ejemplo la fortaleza del conocimiento en uno y el desastre en otro.

Uno de los miembros, a los problemas del juego tenía problemas con el alcohol y, por culpa de todo ellos, discusiones frecuentes con su pareja.  Durante la semana pasada al parecer tuvo una fuerte discusión con su pareja en la que decidió pasar una noche unas horas más fuera de casa. Para ello, dispuso de dinero. Sintió que todo esa discusión y la soledad le llevaba irremediablemente a jugar pero pudo reconocer «la llamada de la bestia» y controlarla. Supo tomar las medidas necesarias para no jugar y así lo contó en el grupo ante el reconocimiento de todos. Porque contar en el grupo que has resistido la tentación haciendo tal o cual cosa sin duda es una motivación más para no jugar.

El otro caso, por desgracia, no es tan feliz. Se trata de un miembro que lleva casi una década asistiendo a terapias en distintos centros y nunca con éxito. Conseguía dejar de jugar un temporada pero caía siempre. Además endeudándose fuertemente a través de créditos del banco, tarjetas de crédito, créditos de entidades de crédito rápido, hipotecas y rehipotecas de su vivienda…. lo normal en un adicto al juego. Padre de familia con una hija. A pesar de llevar un tiempo sin jugar y haber reconocido otro tipo de problemas con la bebida dejó de beber y de jugar… hasta que un día volvió a hacerlo y además pidió un crédito al banco que le habían preconcedido electrónicamente. ¿resultado? Desastre total: su mujer decide estar cansada  y le abandona, otro crédito por pagar…. y multitud de problemas añadidos: divorcio, búsqueda de vivienda….

Es duro ver cómo el juego destroza las vidas. La mía pudo haberla destrozado. Económicamente lo ha hecho pero sólo eso. He sentido el apoyo de mi mujer, familia y amigos. En cambio, cuando ves las continuas desgracias que genera el juego te das cuenta de su magnitud. De la magnitud que tiene jugar sin control a juegos de azar, lo que haces para ocultarlo y para conseguir el dinero para hacerlo.

La terapia de grupo tiene esas cosas. A veces sales reconfortado y otras en cambio sales triste de ver un fracaso más, una recaída más. Sin duda ese es su fin, que a través de la experiencia tuya y de otros puedas separar todo lo que te sirva para pasar una semana más sin jugar. Es duro ver el poder que tiene el juego sobre nosotros, ver lo incontrolable que es y el mal que nos puede causar incluso habiéndolo vencido durante un largo periodo de tiempo.

Retomada la terapia después del verano la semana pasada tuve sesión individual con la psicóloga y la tradicional semanal reunión del grupo. En el grupo hubo, como cada vuelta del verano, noticias desagradables que ya contaré (o no), hoy me centraré en la sesión con la psicóloga.

Además de los comentarios personales sobre el transcurrir del verano, fruto de la confianza y conocimiento que producen más de una treintena de visitas ya, hablamos de tres cosas y señales que tuve durante el verano relacionadas con el juego.

La primera de ellas tiene relación con los sueños. No es algo habitual pero a veces sueño que juego. No es que sea una pesadilla pero no es agradable ya que te despiertas preguntándote por qué coño sueñas con eso si es algo que ya no forma parte de tu vida. No hay que darle más importancia ya que los sueños son algo absolutamente incontrolable.

La segunda son los recuerdos. Expliqué a la psicóloga que a veces me vienen recuerdos a la cabeza de cuando jugaba y curiosamente son todos buenos. Jugadas que te han hecho ganar dinero, días buenos de ganancias… Es evidente que la realidad no es esa. Jugar compulsivamente es perder sin remedio pero en cambio mi cabeza se empeña a veces en traerme solamente esos recuerdos buenos, recuerdos placenteros. Son preocupantes ya que son recuerdos traicioneros que sin duda pueden hacerte volver a jugar. El nombre que tiene esto es DISTORSION COGNITIVA. Digamos que es una traición de tu cerebro. Te plantea una situación distorisionada y que puede ser peligrosa en casos como la ludopatía. Gracias a la terapia consigo identificarlos y sé que no son reales. De ahí que me llamen la atención. Probablemente si no estuviera en terapia y no tuviera límites para impedir que juegue me vendrían esos muy buenos recuerdos y comenzaría a jugar sin más. Así de fácil…. y así de complicado discernirlo.

La tercera cosa fue una identificación también de un momento débil. Por motivos laborales tenía unas horas libres para comer y sentí que no debía ir a comer a un bar. No sé el por qué, no puedo asegurar que tuviera ganas de jugar pero sí puedo asegurar que sentí que ese día no debía hacerlo. Y no lo hice. Lo decidí bien temprano porque bien temprano me sentí nervioso y con un sentimiento raro… pero una vez más la noticia fue que identifiqué una sensación una debilidad.

Como véis, la vida sin jugar a veces no es fácil. No es un tormento de vida pues tormento era cuando jugaba pero tienes que analizarte muy a menudo y saber que tienes que tener continuamente la alarma puesta, además de poner límites a la posibilidad de jugar, reducirla si es posible a cero (no bares, no dinero, no tarjetas, justificación de TODOS los gastos…)

Así pues, buenas noticias. Estar en terapia hace que identifique todos estos síntomas y plantearlos a la psicóloga hace que los pueda comprender. Como ya he dicho muchas veces, dejar de jugar sin ayuda es imposible. Podrás dejar de jugar una semana, un mes, años pero tarde o temprano lo volverás a hacer. La terapia no te asegura no hacerlo pero te hace comprenderlo todo, saber que se trata de una enfermedad más grave de lo que parece…. y que la rehabilitación depende exclusivamente de tí con la ayuda de la terapia. Por desgracia, no hay pastillas ni jarabes ni inyecciones que te curen. Es muchísimo más difícil, pero es posible.

Lo que era y lo que soy

Publicado: 07/09/2015 en General

Como cada año, el verano sirve para hacer balance del año, para mirar hacia atrás y también hace adelante, para analizar de dónde vienes y hacia dónde vas…

En lo que respecta a mi adicción al juego este verano creo que me ha servido más que los anteriores. He recordado cómo he tenido rachas fuertes de juego algunos veranos (antes de la terapia, claro) y he analizado mi relación con el juego actual. También he tenido la ocasión de hablar con mi amigo-hermano cara a cara sobre esto, algo que prácticamente no había hecho hasta ahora. Y es que la gente, si bien se preocupa por mí es reacia a preguntarte, algo del todo comprensible en una enfermedad y más en esta en la que todo está en tu cabeza y la gente tiene miedo a despertar fantasmas en tí o quizás piense que ya es algo olvidado y que si te pregunta te lo recuerda.

Por encima de todas las cosas y viendo todas las recaídas y abandonos de miembros del grupo de la terapia me hace sentirme fuerte el haber acudido casi sin falta desde marzo de 2013 a la terapia semanal de grupo y también a las citas con la psicóloga. También, por supuesto, de no haber vuelto a jugar desde entonces. Por desgracia no es lo normal y son casi constantes las recaídas de personas que están en terapia. En mi caso no ha sido así y no es fruto de la casualidad, es fruto de haber puesto límites para no poder jugar y de la comprensión de mi adicción a través de la asistencia al grupo y a las visitas personales.

Desafortunadamente esta es una enfermedad de la que nunca te curas y con la que siempre tienes que estar en guardia. ¿tengo ganas de jugar? Pues la verdad no podría decir que no. Dado que tengo límites no lo hago. Tampoco lo hago por mi autocontrol pero sí reconozco que en ciertos momentos lo echas de menos. En mi caso creo que es más por un hábito que contraí cuando jugaba pero en todo caso no me siento del todo libre ni creo que me sienta nunca. Es curioso, yo apenas jugaba a las tragaperras y actualmente por precaución entro a pocos o a ningún bar pero cuando lo hago y veo una me fijo en ellas. Por una parte me fijo como algo perjudicial pero por otra las veo como una tentación. Repito, es curioso porque yo apenas jugué a esas máquinas cuando jugaba pero ya véis, la tentación está en cualquier lado.

Por tanto y respondiendo a las preguntas que titulan esta entrada…

¿Qué era? Un adicto al juego, un ludópata que jugaba sin control poniendo en peligro todo lo que se podía poner: economía, familia, trabajo….

¿Qué soy? Un adicto al juego, un ludópata bajo control que hace casi tres años que no juega por dos motivos: control impuesto de dinero, tarjetas, etc y por autocontrol aprendido a través de la terapia que sigo.

… Y ya puestos me haré otra pregunta:

¿Qué seré? Un adicto al juego, un ludópata que tendrá todo bajo control pero que siempre estará alerta para no jugar. Ni mucho ni poco. No jugar. Mi personalidad tiene un rasgo que el si juego lo haré sin control y por tanto la tolerancia es cero.

Y bueno, como muchas veces busco inspiración en algo, os dejo aquí una frase que leí una vez a mi admirado Josele Santiago, en la que decía: «La droga no admite el prefijo ex. Es algo latente, una enfermedad que vas a tener siempre; ahí está el bichito esperando la ocasión.» Si la queréis leer entera aquí el enlace Habla de todo el daño que puede hacer una adicción y lo incomprensible que es para el que la padece… imaginaos para los demás.

Un equipo de fútbol de primerísimo nivel de Europa ha encontrado un nuevo patrocinador: cocaína de Colombia.

El nuevo sponsor ha sido presentado ante los medios de comunicación en un gran acto en el que se ha mostrado la nueva camiseta con el sponsor bien visible en el pecho, los nuevos spots publicitarios con jugadores esnifando cocaína entre risas y rodeados eso sí de bebidas no alcohólicas, que el alcohol es nocivo para la salud. También se han detallado los detalles del acuerdo, entre otros la publicidad estática y que todas las camisetas que se vendan para los aficionados llevarán por supuesto el nuevo patrocinador: cocaína de Colombia. También esponsorizarán a todas las secciones inferiores del club, es decir niños menores de edad y a todos los demás deportes además del fútbol: baloncesto, balonmano, fútbol sala, hockey patines…. Se calcula que en un año habrá unos tres millones de camisetas en el mundo luciendo la nueva publicidad eso sin contar las falsificaciones que por supuesto la llevarán para que parezcan auténticas.

Esta noticia es a todas luces falsa como supongo que ya habréis adivinado pero… con pocas diferencias se da de vez en cuando y es posible que se dé en el FC Barcelona en unos meses. Empresas de juego que patrocinan clubes de primer nivel y que publicitan en sus camisetas sin ningún pudor y alardeando además de los muchos millones que dejan en sus respectivas cajas. Se presentan ante medios, ruedan spots y ningún medio hace una sola crítica por ello ¿por qué? porque estas mismas empresas de juego también insertan muchos anuncios en sus páginas o en sus canales y claro, el que paga manda.

¿Por qué una sociedad que reconoce la ludopatía como enfermedad y que ya acepta con naturalidad que la publicidad del tabaco y el alcohol esté prohibida permite en cambio la exagerada publicidad del juego sea on line o presencial? Supongo que hay muchos motivos, yo trataré de descifrar solo dos, aunque sin duda hay muchas más.

– Deja muchos beneficios en forma de impuestos al estado. Una vez que los del alcohol y el tabaco están asegurados se prohíbe esta publicidad pero a la vez se abre la mano a otra, a la del juego. Además una legalizado el juego on line hace unos años entra mucho dinero que antes no entraba y claro, hay que aprovecharse porque dentro de unos años la prohibiremos…

– Los adictos al juego no somos un problema visible. No se nos nota físicamente como a los drogadictos, no solemos atracar a mano armada y sobre todo, no desarrollamos enfermedades posteriores que sí suele desarrollar un drogadicto o un alcohólico y por tanto son mucho más caros de mantener en forma de atención médica y a veces hasta de pensiones. Eso nunca pasará con un ludópata así que vía libre.

Supongo que os es fácil identificar a equipos de fúlbol, eventos o personas que publicitan el juego. Si no hacedlo a partir de ahora y alucinaréis de la invasión de la que estamos siendo víctimas. Y consecuencias las tiene, podéis estar seguros. Y más graves de lo que parecen.

Ya he hablado en alguna ocasión sobre que las consecuencias del juego no son sólo la pérdida constante de dinero en grandes cantidades. Son evidentes las consecuencias familiares y laborales además de las penales en algunos casos graves. Pero hoy me detendré en una de la que te das cuenta cuando has avanzado en tu rehabilitación: la memoria.

Cuando avanzas en tu rehabilitación con las sesiones de grupo, de psicólogo y de psiquiatra tu mente comienza a comprender lo que es la ludopatía y comienzas a recordar infinidad de cosas relacionadas con el juego: comienzos, formas de juego, teorías que has ideado, mentiras, ocultaciones…. Poco a poco y casi a diario recuerdas dónde y cómo jugabas, el mucho tiempo gastado y las cantidades de dinero perdidas. Pero a la vez te das cuenta de una cosa…. En todos estos años han ocurrido cosas importantes en tu vida que has paso por alto, no les has dado la suficiente importancia o simplemente no recuerdas.

¿Por qué ocurre esto? Tu mente está dedicada casi en exclusiva al juego y a todo lo le rodea: cómo conseguir dinero, cómo tapar esta deuda para que no se note aquella, qué historia contar en casa o en el trabajo para escaparte a jugar, qué hacer con el dinero que ganaste ayer…. y todo eso hace que el resto de tu «vida» quede en un segundo plano. No es que no les hagas caso es que involuntariamente el juego ocupa tu cabeza y el resto de cosas simplemente son un trámite que solventas para poder jugar. ¿cuales son las consecuencias? Pues depende de tu actitud ante ciertas cosas, en mi caso me he dado cuenta de que no recuerdo con exactitud muchas cosas importantes o de que no dí la suficiente importancia a acontecimientos sin duda importantes.

Así que ya veis, con el juego no sólo se pierde dinero y tiempo, también se pierde memoria. En definitiva, con el juego compulsivo se te va la vida.

Nota aclaratoria: la opinión de este artículo está apoyada en las sesiones con la psicóloga del centro donde sigo la rehabilitación, por tanto no se trata solo de mi opinión subjetiva sino de conocimientos científicos que me ha explicado.

ültimamente las personas que llegan al grupo combinan la adicción al juego con un alto consumo de alcohol. No llega a la dependencia pero todos reconocen beber más de lo recomendable y sobre todo que cuando beben es cuando juegan sin control, compulsivamente.

Vaya por delante que pienso que a los jugadores cualquier excusa nos vale para jugar: desde que juego porque bebo a que he discutido con mi novia o con mi mujer, ha sido un mal día en el trabajo y cualquiera que se os venga a la cabeza. Todo sirve para que el jugador encuentre explicación a algo inexplicable: jugar sin control ni medida. Seguro que alguna relación hay pero sobre todo lo que hay son excusas hacia nosotros mismos y hacia los demás. Ahora bien, creo que el alcohol o las drogas ya de por sí son inhibidores en situaciones ajenas al juego y por tanto está claro que no hacen ningún bien al ludópata, al adicto al juego.

Yo no llevo en la actualidad una vida de salir o beber, de hecho cuando lo hacía no jugaba. Ahora bien, sí que he fumado porros prácticamente a diario y es algo que decidí dejar cuando comencé la terapia por recomendación de la psiquiatra y por iniciativa propia. Está claro que para centrarte en un objetivo tan difícil como dejar el juego no te hace ningún bien algo que de alguna manera te altera mentalmente y que en un momento dado puede distorsionarte la realidad… además de servirte como excusa. En mi interior, cuando jugaba sin control, sí que alguna vez había pensado que el hachís quizás sería uno de los culpables. Sé que no es así pero lo cuento para poner como ejemplo la excusa que buscaba a pasar todo un día delante de un ordenador jugando y/o apostando. Para intentar comprender algo que yo no comprendía entonces.

Existen también en el grupo personas que con el tiempo se dan cuenta de que además del juego tienen un problema con el alcohol. Una vez han controlado su adicción al juego deciden que es hora de dejar de beberse esas cervezas o copas diarias o semanales y que concluyen que no les hacen bien ni en su terapia ni en sus relaciones. Siempre les animamos. No es que seamos abstemios pero desde luego hemos aprendido que la mente cuanto más libre y limpia mejor para seguir con nuestro objetivo.

Como véis, alcohol y juego. Dos grandes problemas sociales que sin embargo son legales y el estado se lleva un buen pellizco de ambos en forma de impuestos. ¿casualidad? Evidentemente no….

El otro día en la terapia de grupo alguien lanzó la siguiente pregunta:

– Imaginad que depositan en vuestra cuenta un millón de euros ¿Jugarías esa cantidad o parte de ella?

La mayoría de los miembros respondió que no pero hubo alguno que dijo que no lo dudaría. En todo caso todos pensamos que jugar con una cantidad regalada quizás no sería grave…

Mi planteamiento fue y es un rotundo no. Jugar una cantidad de dinero que no es tuya solo puede llevarte a querer seguir jugando y a despertar en tu celebro la adicción al juego. Un millón parece mucho pero creedme que las cifras que mueven muchos adictos al juego no están muy lejos. En mi caso es una cifra muy grande pero no se acerca al millón si bien solo la intuyo. Mi falta de control como jugador seguro que me llevaría al asombro si alguien pudiera decirme algo que es imposible saber: el dinero total que he jugado. No obstante he visto pasar por la terapia a gente que ha reconocido estar cerca de esa cifra o en la mitad que es una burrada muy grande también.

La adicción al juego no se trata de ganar o perder dinero. Jugar compulsivamente siempre siempre te lleva a perderlo, pues lo que has ganado un día lo pierdes el siguiente con creces de igual forma que lo que pierdes un día al día siguiente quieres recuperarlo…. y pierdes más. Cuando llevas un tiempo en tratamiento te das cuenta de que no juegas para ganar dinero, eso es solo una excusa. Juegas porque te gusta y porque una vez la adicción te ha invadido  y no puedes dejar de hacerlo. Siempre digo lo mismo: es difícil de entender para alguien que no es adicto al juego pero…. más difícil es de entender para un adicto. Entender que estás haciendo algo que no quieres hacer pero que aún así lo haces sin parar. Parece incomprensible y quizás lo sea, de ahí que se necesite ayuda para primero comprenderlo y como consecuencia poder controlarlo.

No se trata de jugar dinero que no es tuyo o de jugar sin consecuencias. Se trata de no jugar. De no despertar en tí tu naturaleza adictiva y de saber que sin jugar las cosas te van a ir mejor. Jugar solo nos ha llevado a complicarnos mucho la vida: separaciones, deudas, pérdidas de trabajo, pérdidas familiares, pérdida de amistades…. ¿te parece poco? Pues aún así hay ludópatas que dicen que jugarían con ese millón regalado. Es sorprendente pero a la vez es una muestra de lo poderosa que es la adicción al juego. Incontrolable y a la vez poderosa. Por eso se necesita ayuda para dejarlo y por eso hay que estar en guardia permanente. No es fácil pero es posible….